...Es chiquitita y tiene alitas que nadie ve, solo yo. Habla despacito y agudo cuando juega con las muñequitas, ositos, perritos y todos los cachivaches que acompañan su comparsa. Lee en silencio revistas de caricaturas y se ríe con carcajadas que alegran las frías tardes de invierno. Tiene el pelo largo y desordenado y la frente con pequeños pelillos, es espigada y rellenita.
Es cachetona (arriba y abajo) y tiene ojitos bailarines. Es hermosa y alegre como las mariposas de la primavera, como la espumita del mar, como el agua cantarina de los arroyos campestres.
Todavía tiene en la frente el olor a merengue de cuando nació, eso y el remolino de pelillos de la espalda la distinguían de las guaguas que había en el hospital cuando llegó a este mundo en el frío otoño del 96.
Es cómica, se sabe miles de chistes que son de Condorito pero que ella dice que inventó y que los ignorantes, que jamás han leído la revista, le creen.
Dibuja con frenesí niñas, reinas, princesas, hadas y perritos, nunca los pinta, solo dibuja, dibuja y dibuja, como si los lápices y las hojas de papel se fueran a extinguir del planeta.
Se refiere al perro como si fuera su hermano chico. En las tiendas de ropa de niño ella mira los chalecos, pantalones y zapatos e imagina al can con los atuendos. “¡Qué lindo se vería el niño con ese polerón!” comenta en las tiendas; todos pensarán que es su hermanito o primito a quien se refiere, pero no, es al perro, que por cierto detesta ponerse incluso las capuchas de perro.
Debe levantarse después de las 9:30, pues sufre de acidosis dice la pediatra, si se levanta antes tendrá arcadas y será blanca como un papel. Para sacarse los dientes pide que le compren un chicle, el cual al mascarlo deja el diente atrapado en la goma y después lo retira, dice que el método es bueno y no duele mucho.
Antes de dormir le gusta que le apachurren el cojín y que le revisen la pieza por si hay arañas o bichitos minúsculos que no son bienvenidos. También le gusta que le hagan “cuevita de osito” que consiste en aplastar la frazada a su lado y dejar un espacio cómodo para que se mueva.
Antes de dormir le ofrece a uno a cambio de todo el ritual, “la marmota del día” que consiste el hacer la mímica de una marmota (con cara de marmota) bailando tap, comiendo marisquitos, despertando de su fase de hibernación, entre otros.
Coopera poniendo la mesa, hace a veces su cama, pica tomate con cuchillo y también frutas blandas, que siempre terminarán en el mismo postre, mezcladas con yogurt.
Le gustan las lentejas, las guatitas, el pollo asado y las papas fritas con sabor a jamón. De las frutas prefiere las frutillas, las frambuesas y las mandarinas. Le cargan las tortillas, excepto la de porotos verdes. Tampoco le gustan las cosas que tengan consistencia de leche con sémola.
Cuando se enoja parece un tomate taimado. Sabe que tiene derechos y los defiende sin miramientos, pero no le gusta estar peleada y se le quita rápido. Le gusta dormir conmigo y se pega como si fuera un koala, aún cuando hace calor.
Tiene un olfato demasiado desarrollado para el común de las personas, percibe y distingue con nitidez diferentes aromas. Sus papilas gustativas también están bien hechas, fue la única además de mí, que tardíamente me di cuenta del error, que detectó que al pavo asado en vez de soya le había echado vainilla.
Entre las dos hay antenas invisibles que comunican los pensamientos, ella ya se dio cuenta pero aún no le hemos encontrado mucha utilidad práctica, más que andar en sintonía.
Si ella me pidiera que le regalara un consejo, yo le diría que ella es hermosa, inteligente y noble, pero la hermosura, la inteligencia y la nobleza de nada sirven cuando no se comparten con los demás, no sirve de nada tenerlas guardadas en el fondo del cajón de nuestra alma, pues se añejan se desvanecen y de poco sirven.
Le diría que lo más importante en la vida es tratar de ser cada vez mejor, de aprender más y más sin desfallecer, pero no para coleccionar condecoraciones, sino para ayudar a todos los que no han tenido la misma suerte de uno, a los que les cuesta más, a los más débiles.
Si me pidiera que le contara un secreto le diría que yo creo que las mamás y los papás siempre hacen lo posible para que los cerebros de sus hijos adquieran todas las herramientas que le puedan ayudar a tomar las mejores decisiones en su vida, es por eso que a veces somos catetes y cargantes, pero es la única manera que tenemos para asegurarnos que nuestros hijos sabrán que hacer cuando no estamos con ellos. Le diría esto, pues el cerebro es muy importante para amar, que es lo más importante que hacemos las personas, pues yo creo que las personas deben aprender a amar tanto con el corazón como con el cerebro.
Yo la amo y la amaré por siempre, sin titubear … mis antenas estarán inevitablemente conectada con su ser, como una hebra invisible. Estaremos irremediablemente unidas, porque ella es mía, porque yo soy de ella, porque somos ramas de un mismo árbol.
Es cachetona (arriba y abajo) y tiene ojitos bailarines. Es hermosa y alegre como las mariposas de la primavera, como la espumita del mar, como el agua cantarina de los arroyos campestres.
Todavía tiene en la frente el olor a merengue de cuando nació, eso y el remolino de pelillos de la espalda la distinguían de las guaguas que había en el hospital cuando llegó a este mundo en el frío otoño del 96.
Es cómica, se sabe miles de chistes que son de Condorito pero que ella dice que inventó y que los ignorantes, que jamás han leído la revista, le creen.
Dibuja con frenesí niñas, reinas, princesas, hadas y perritos, nunca los pinta, solo dibuja, dibuja y dibuja, como si los lápices y las hojas de papel se fueran a extinguir del planeta.
Se refiere al perro como si fuera su hermano chico. En las tiendas de ropa de niño ella mira los chalecos, pantalones y zapatos e imagina al can con los atuendos. “¡Qué lindo se vería el niño con ese polerón!” comenta en las tiendas; todos pensarán que es su hermanito o primito a quien se refiere, pero no, es al perro, que por cierto detesta ponerse incluso las capuchas de perro.
Debe levantarse después de las 9:30, pues sufre de acidosis dice la pediatra, si se levanta antes tendrá arcadas y será blanca como un papel. Para sacarse los dientes pide que le compren un chicle, el cual al mascarlo deja el diente atrapado en la goma y después lo retira, dice que el método es bueno y no duele mucho.
Antes de dormir le gusta que le apachurren el cojín y que le revisen la pieza por si hay arañas o bichitos minúsculos que no son bienvenidos. También le gusta que le hagan “cuevita de osito” que consiste en aplastar la frazada a su lado y dejar un espacio cómodo para que se mueva.
Antes de dormir le ofrece a uno a cambio de todo el ritual, “la marmota del día” que consiste el hacer la mímica de una marmota (con cara de marmota) bailando tap, comiendo marisquitos, despertando de su fase de hibernación, entre otros.
Coopera poniendo la mesa, hace a veces su cama, pica tomate con cuchillo y también frutas blandas, que siempre terminarán en el mismo postre, mezcladas con yogurt.
Le gustan las lentejas, las guatitas, el pollo asado y las papas fritas con sabor a jamón. De las frutas prefiere las frutillas, las frambuesas y las mandarinas. Le cargan las tortillas, excepto la de porotos verdes. Tampoco le gustan las cosas que tengan consistencia de leche con sémola.
Cuando se enoja parece un tomate taimado. Sabe que tiene derechos y los defiende sin miramientos, pero no le gusta estar peleada y se le quita rápido. Le gusta dormir conmigo y se pega como si fuera un koala, aún cuando hace calor.
Tiene un olfato demasiado desarrollado para el común de las personas, percibe y distingue con nitidez diferentes aromas. Sus papilas gustativas también están bien hechas, fue la única además de mí, que tardíamente me di cuenta del error, que detectó que al pavo asado en vez de soya le había echado vainilla.
Entre las dos hay antenas invisibles que comunican los pensamientos, ella ya se dio cuenta pero aún no le hemos encontrado mucha utilidad práctica, más que andar en sintonía.
Si ella me pidiera que le regalara un consejo, yo le diría que ella es hermosa, inteligente y noble, pero la hermosura, la inteligencia y la nobleza de nada sirven cuando no se comparten con los demás, no sirve de nada tenerlas guardadas en el fondo del cajón de nuestra alma, pues se añejan se desvanecen y de poco sirven.
Le diría que lo más importante en la vida es tratar de ser cada vez mejor, de aprender más y más sin desfallecer, pero no para coleccionar condecoraciones, sino para ayudar a todos los que no han tenido la misma suerte de uno, a los que les cuesta más, a los más débiles.
Si me pidiera que le contara un secreto le diría que yo creo que las mamás y los papás siempre hacen lo posible para que los cerebros de sus hijos adquieran todas las herramientas que le puedan ayudar a tomar las mejores decisiones en su vida, es por eso que a veces somos catetes y cargantes, pero es la única manera que tenemos para asegurarnos que nuestros hijos sabrán que hacer cuando no estamos con ellos. Le diría esto, pues el cerebro es muy importante para amar, que es lo más importante que hacemos las personas, pues yo creo que las personas deben aprender a amar tanto con el corazón como con el cerebro.
Yo la amo y la amaré por siempre, sin titubear … mis antenas estarán inevitablemente conectada con su ser, como una hebra invisible. Estaremos irremediablemente unidas, porque ella es mía, porque yo soy de ella, porque somos ramas de un mismo árbol.